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Hondureño se reencontró con su familia después de superar enfermedad terminal

El diagnóstico de un tumor cerebral colocó al borde de la muerte a Anastasio Tobías, lo que se convertía en una salidad obligada de Estados Unidos para pasar los últimos días con su familia; sin embargo, el reencuentro significó una nueva vida.

Tobías, de 51 años de edad, salió del departamento hondureño de Yoro hace una década, durante ese tiempo laboró en la jardinería en el estado de Hawaii, ingresos con los que ayudaba a su esposa y cuatro hijos.

La aparente normalidad, no obstante, se transformó en un suplicio. “Estuvo un año si poder trabajar”, indicó a HOY María Rivera, al señalar que su esposo en ese tiempo recibió ayuda del pastor de una iglesia.

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El descubrimiento de la enfermedad, agrega la mujer de 38 años de edad, no les sorprendió, pero no sabían que hacer para que saliera de Honolulu. “Desde que se fue se sentía mal, se quedaba dormido en la silla”, reveló.

Para entonces, Tobías ni su familia tenían el dinero para pagar el vuelo, ni el pasaporte para subirse a un avión.

Entretanto, representantes del The Queen’s Medical Center, en donde estaba ingresado el paciente, se comunicaron con el consulado hondureño en Los Angeles, en donde encontraron una luz de esperanza.

Las autoridades consulares, a través del Fondo de Solidaridad con el Migrante Hondureño (Fosmih), compraron el boleto aéreo y le asistieron con el pasaporte provisional.

“Cuando íbamos a viajar el hospital informó que se realizaría una operación pro-bono”, señaló el cónsul Pablo Ordóñez, sobre la cirugía que le practicaron el 11 de junio, con la que le alargaron la vida.

Tobías, de mediana estatura y complexión física robusta, no tiene movilidad en la parte derecha de su cuerpo; asimismo, tiene problemas para hablar.

No obstante, después de seis meses en el centro médico en Honolulu, se ganó el cariño del personal, que lo despidió con dos maletas de ropa y zapatos, con los que retornó a su patria.

“El señor Anastasio es un milagro caminando”, manifestó Ordóñez sobre su connacional, a quien acompañó hasta el aeropuerto de San Pedro Sula, donde entregó al migrante con Selvin, el hijo mayor de Tobías.

En este hogar, ubicado en una zona remota de Yoro, sólo una persona tiene empleo. Con las festividades a la vuelta de la esquina, aunque no haya abundancia de alimentos, finalmente recibirán el año nuevo en familia.

“Las fiestas no son de mucha alegría, pero teniéndolo a él aquí es suficiente, porque vamos a estar juntos”, indicó Rivera. “No tenía recursos para regresar, agradezco la ayuda que nos dieron para traerlo a Honduras”.

En Estados Unidos, los 11 consulados hondureños cuentan con fondos para los migrantes en casos de ayuda humanitaria, especialmente para personas de escasos recursos. Los usuarios pueden llamar al teléfono 213-995-6406.

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