Anuncio

Guillermo Bert vuelve a rendirle homenaje a los trabajadores latinos inmigrantes en el LA Art Show

Un fragmento de la instalación "The Warriors", de Guillermo Bert.
(Ronald Dunlap)
1

En el 2023, a raíz de la retrospectiva de su obra que fue organizada por el Museo de Arte de Nevada, Guillermo Bert decidió incluir en la muestra una instalación inédita, compuesta por cerca de 20 esculturas que se encontraban reunidas bajo el nombre de “The Warriors”.

La propuesta, fraguada en medio de la pandemia, consiste en la presentación de estatuas dedicadas a personas latinas reales que no eran famosas, pero que se desempeñaban como trabajadores esenciales en el Sur de California, con la intención de revalidar a individuos que, ahora mismo, se encuentran nuevamente en una posición de riesgo debido a las medidas migratorias implementadas por la Casa Blanca.

La coyuntura actual le brinda un significado adicional a la muestra, que formó ya parte del LA Art Show del 2024, pero que, desde el 19 hasta el 23 de febrero, se integrará nuevamente a la feria (específicamente, a su segmento DIVERSEartLA) en una versión modificada tras haber sido elegida como una de las obras más relevantes de un evento que cumple ahora 30 años de existencia.

“En el plano de los ‘first responders’ [socorristas], hay gente de todas las nacionalidades a la que me hubiera gustado incluir, pero, si nos referimos a esta parte del mundo, los trabajadores agrícolas son 100% latinos, mientras que la mayoría de los que están en los restaurantes, en el Fashion District haciendo labores de costura y limpiando los edificios son igualmente latinos”, nos dijo Bert durante una reciente entrevista.

Anuncio

‘A Lien’, que compite en los Premios de la Academia, plantea una historia de inmigración especialmente relevante para los tiempos que vivimos

Encuentros y simulaciones

Para atender a quienes se encontraban en el campo, el artista chileno radicado en Los Ángeles viajó a Oxnard, donde se reunió con un grupo de recolectores de frutas a los que capturó inicialmente con el empleo de un escáner 3D de altísima calidad que le permitió obtener detalles fisonómicos impresionantes, y que se convirtió en la base de unas estatuas que se tallaron en madera.

“Cuando creas la escultura de un héroe, de un genio o de un presidente, lo que haces es un homenaje al individuo, pero lo que a mí me interesaba era el aspecto colectivo”, prosiguió Bert. “Mis esculturas representan a millones de personas que están trabajando todos los días y que nunca han tenido un reconocimiento de esta clase, pese a que el trabajo que hacen es mucho más importante que el de los personajes que suelen ser representados”.

El artista quería también transmitir su rechazo a la criminalización constante de unos inmigrantes que, en su concepto, son en realidad responsables de mantener a la sociedad estadounidense en funcionamiento. “Eso era lo más relevante en cuanto a la metáfora”, explicó.

La tendencia colectivista de la instalación se muestra también en el hecho de que, a pesar de su esmerada recreación inicial, las estatuas poseen un aspecto intencionadamente irreal que las unifica, pero que parece tener también un sentido simbólico.

Una imagen del artista.
(Ronald Dunlap)

“Tiene que ver con la apariencia de las rocas en el desierto de Arizona, donde ves unas líneas que reflejan el paso del tiempo”, retomó Bert. “Es una alusión a la manera en que uno se mimetiza con su medio ambiente y a las capas de cultura que llevas encima”.

Anuncio

La etapa adicional de modificación, aplicada a una madera que tiende a la palidez, sirvió para recuperar el color de piel de los representados. “Estamos hablando esencialmente de ‘brown people’ [gente morena], y preferí emplear un quemado con láser que usar pintura”, describió el sudamericano.

“Además, cuando miras estas capas de cerca y desde ciertos ángulos, se ven como ‘pixels’”, prosiguió. “Esto les da un aspecto de escultura digital que simula algo en movimiento, en evolución constante”.

Otras esculturas de la muestra.
(Ronald Dunlap)

Escape y descubrimiento

Pese a que vive en Los Ángeles desde hace cuatro décadas, Bert nació en Santiago de Chile e ingresó la Universidad Católica de ese país en 1974, es decir, un año después del golpe de estado que puso en el poder a Augusto Pinochet y que generó de inmediato zozobra entre los que no compartían los ideales de la ultraderecha del dictador.

“Los centros de estudios estaban diezmados; habían echado a muchos profesores y no era una buena idea estudiar arte si tenías una posición crítica en términos sociales”, relató nuestro entrevistado. “Había que hacer todo en forma solapada y desde un punto de vista más personal”.

Eso lo llevó a desarrollar un discurso expresivo que apelaba a lo subliminal, pero que sentaba ya las bases de un interés marcado en el arte multidisciplinario, porque su exhibición de grado consistió en unos desnudos masculinos plasmados en polaroids que, al estar sobreexpuestos, daban una sensación de frialdad y deshumanización.

Anuncio

“Siempre he estado mucho más preocupado por el contenido que por la técnica; la técnica y, sobre todo, las tecnologías, han venido después y han ido variando”, manifestó. “Lo que me interesa es que las ideas que tengo sean presentadas de una manera inusitada y novedosa”.

Bert no quería abandonar su país sin obtener el título profesional, pero un mes después de lograrlo, en enero de 1981, partió hacia el Sur de California. Una vez aquí, trabajó en periódicos como La Opinión y Los Angeles Times mientras desarrollaba paralelamente una carrera como artista que, en cierto momento, lo llevó a recuperar carteles viejos pegados en las paredes de la ciudad para pintar sobre ellos y aplicar técnicas de collage que les otorgaban nueva vida.

Los últimos 15 años, que fueron justamente los que se reflejaron en la muestra del Museo de Arte de Nevada, han estado mas abocados a la tecnología, como sucedió con la serie “Encoded Textiles”, conformada por una conjunción de tejidos creados por indígenas mapuche en los que insertaban códigos QR que redigirían a videos en los que se mostraban las historias de los mismos artistas tradicionales, y con “Tumble Dreams”, que empleaba un ‘software’ especial para proyectar sobre plantas rodadoras videos con entrevistas hechas a personas que habían atravesado toda clase de penurias durante su cruce indocumentado de la frontera.

Desafíos y riesgos

Bert es plenamente consciente de los problemas que atraviesa actualmente la comunidad inmigrante, y es por eso que le gustaría que “The Warriors” se presentara en los espacios públicos abiertos que son normalmente frecuentados por los personajes captados en las mismas esculturas, a diferencia de lo que sucede con los museos y las galerías que, como él mismo admite, convocan a audiencias más especializadas.

“Me encantaría que pudiera verse en los parques y las plazas, o que circulara por ejemplo en una carroza por el Labor Day [Dia del Trabajo]”, especificó. “Hemos tenido conversaciones con algunos funcionarios locales para ver si se puede hacer algo de forma itinerante. Pero el costo de poner todo esto sobre un camión, que tendría que estar especialmente acondicionado, es muy elevado, por lo que necesitaríamos ‘sponsors’”.

Anuncio

“Me interesa mucho esa parte activista y me gustaría hacerlo para que las comunidades sientan que están siendo sido representadas, para que los niños sientan orgullo por sus padres”, prosiguió. “Hay mucha gente que reconoce la importancia de lo que hacen, pero las cosas están tan polarizadas que ya no sabes qué pensar”.

En ese sentido, Bert considera que lo que viene sucediendo en términos federales es “una desgracia”, sobre todo porque él mismo tuvo que salir de un país en el que gobernaba una dictadura para llegar a otro en el que existía aparentemente una democracia sólida que, bajo su perspectiva, se encuentra en peligro.

“Se supone que, en una democracia, puedes expresar tus opiniones sin temor, la justicia es imparcial y la gente con más recursos tiene que responderle a la sociedad”, detalló. “Pero tener a una especie de rey que puede dictar lo que se le ocurra, echar gente de forma arbitraria y destruir el sistema sin ninguna intención clara significa deshacer todos los logros que se han obtenido a través de los años”.

“Puedes decir que todavía tenemos una oposición, pero cuando ves lo que pasó el 6 de enero [del 2021] y te enteras de que se soltaron a todos los detenidos, te das cuenta de que la justicia ya no tiene la misma función y de que la democracia ha sido colocada en una situación sumamente frágil”, concluyó.

Anuncio